Yo era una de esas almas errantes, sin rumbo, que no sabía que hacer con la vida que me había tocado vivir, cansada, hastiada, rota por dentro, por fuera, sin ilusión, cansada de la soledad, de las injusticias, del dolor, del sufrimiento que decidió no sufrir mas y congeló su corazón y se plantó una máscara con una amplia sonrisa para que nadie notara su corazón helado. Una máscara como la de uno de mis personajes favoritos "V" de "V de Vendetta" y así proseguí mi viaje por la vida, creyendo que era lo correcto, que era el único modo de superar el pasado, de evitar el dolor. Lo que no sabía entonces, es que, pagaría un alto precio.
Cuando dejas de sentir, pierdes todo. Amigos, familia, momentos que no volverán, te pierdes a ti mismo porque sin emociones, sin sentimientos, todo lo que "vives" solo se graba en tu mente.
Lo recuerdas, si, por un tiempo, pero luego se transforma, se olvida y si regresa, es algo inerte, carente de vida, ¿por qué? porque estamos vacíos. Solo aquello que sentimos de verdad se guarda en el corazón y no cae en el olvido.
Nuestros recuerdos mas importantes no se graban en la mente sino en el corazón junto a aquellas personas que hemos amado, ya sean familiares, amigos, parejas... hay sitio para todo. Pero si tienes el corazón helado, todas esas personas, momentos, recuerdos, caen en el olvido. Y de repente no sabes quien eres porque estamos hechos de momentos, de emociones, de historias que nos han hecho reír o llorar, de todas aquellas personas que han pasado por nuestras vidas pero que tu no recuerdas porque no sientes. Nuestra alma que se va tejiendo con todas esas historias, sin ellas, de repente, comenzamos a desaparecer.
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